Me dejó hace unas semanas un compañero de trabajo el segundo libro de Juanjo Sáez, El Arte. Conversaciones imaginarias con mi madre, y admito que lo devoré, no sólo por que se lee enseguida, sino porque me enganchó por completo. No conocía demasiado el trabajo de Sáez, tan sólo sus colaboraciones para Rockdelux, y ni siquiera había leído su primer libro, Viviendo del cuento, pero ahora ya entiendo el porqué de su éxito. En El Arte, la combinación entre textos, historietas e ilustraciones es tan fluida que uno casi no se da cuenta de cuando se pasa de una cosa a otra, pero además, Sáez también aúna la autobiografía y la teoría artística, logrando eso tan fundamental y tan difícil de conseguir que es “instruir deleitando”. Vale que las explicaciones son muy básicas y no aportan demasiado para el ya aficionado al arte, pero es que la intención del autor no es crear un libro de texto. En definitiva, una gratísima sorpresa (y no os perdáis su web, que es una pasada).
Una de las cosas que siempre me ha sorprendido de Juanjo Sáez es su capacidad de lanzar dardos envenenados a la frivolidad que a veces envuelve el hecho de ser moderno y a la vez situar su obra dentro de los circuitos de esa modernidad a la que a veces hace sonrrojar. Es uno de esos autores que nunca deja indiferente a nadie. O le amas o le odias…
Cierto, supongo que en consciente de donde se está moviendo, y eso es de admirar.
«es consciente», quería decir.